• “Los padres de la patria que regulan el acceso, la organización interna y los requisitos de las titulaciones universitarias […] son capaces de cargarse su propia criatura por unas décimas… en las encuestas.”
  • “Para empezar hay que aclarar que en España hay dos tipos de másteres: los títulos propios que emiten las universidades dentro de lo que se llama los programas de formación continua orientados al reciclaje de los graduados años después de abandonar las aulas y los mal llamados másteres oficiales que son en realidad másteres universitarios. Los primeros existen desde los años 80 y los segundos llegaron con Bolonia. Cuando se aprobaron, algunos ya advertimos que la equiparación del nombre induciría a confusiones. Ninguno de los casos denunciados hasta ahora hace referencia a un máster universitario […]. No es el caso ni de Cifuentes, ni de Casado ni de Montón que todos cursaron un máster que era título propio de la Universidad Rey Juan Carlos”.
  • “Es una necedad que estén dando más credibilidad a los programas informáticos de control de plagios que a los tribunales que se constituyen de acuerdo con las normas que ellos mismos [los políticos] elaboran y controlan.”
  • “Lo que está pasando no tiene nada que ver ni con la endogamia universitaria ni con su falta de transparencia. Tiene que ver con los mecanismos de entrada y salida de la política. Observen con atención las biografías de Cifuentes, Casado y Montón. Los tres proceden de las juventudes de sus respectivos partidos. Hacían vida de aparato mientras sus compañeros estudiaban. Los tres empezaron a ocupar cargos públicos -normalmente de libre designación- poco antes de acabar su grado o su licenciatura. […] Y los tres cursaron un máster mientras ejercían cargos públicos. […] Ellos sabían, como saben sus compañeros, que si un día aspiraban a conseguir un cargo de primer nivel -que habrían logrado por su dominio de los resortes internos de poder- necesitarían blanquear una biografía en la que solo habría un grado y muchos cargos de partido o de libre designación. Los másteres les servían para esconder que el sistema político en España no es meritocrático sino clientelista.”

Artículo de Albert Sáez en El Periódico

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