Según las últimas estadísticas, el apalancamiento derivado de los préstamos estudiantiles afecta a más de 44 millones de estadounidenses, que adeudan ya 1,6 billones dólares.

Los créditos al estudio universitario constituyen ya la segunda categoría de deuda de consumo más alta, solo superada por las hipotecas, pero por delante de la deuda derivada de las tarjetas de crédito y préstamos para comprar un coche.

Todos los aspirantes demócratas a conseguir la nominación del partido están abordando este problema en sus campañas. Elizabeth Warren cancelar parcialmente la deuda. Joe Biden apoya poner topes de pago basados en los ingresos y cancelar los préstamos federales tras 20 años, así como ayudas para costear los préstamos a los estudiantes que presten un servicio público. Bernie Sanders defiende que la deuda estudiantil debe cancelarse y considera que la universidad debería ser gratuita para las familias que ganen menos de 125.000 dólares al año. Pete Buttigieg defiende que el precio de las matrículas universitarias debería reducirse, pero no cree en la universidad gratuita. No apoya condonar toda la deuda emitida debido a su tamaño, pero expandiría la cancelación de los estudiantes que ejerzan algún tipo de servicio público o comunitario.

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