Muchos estudiantes universitarios se sienten desamparados, temerosos de la repercusión de la docencia y la evaluación a distancia. “Un documento PDF con todos los temas que faltaban por dar no es dar clase online”, resumía el sentir de muchos un tuit del hashtag #EscuchaUCM que el jueves fue trending topic.

“Al ministerio le hemos pedido que en este curso no se contemple la devolución de la beca por motivos académicos (actualmente un estudiante becado debe devolver la ayuda si no ha aprobado el 80% de los créditos -el 50%, en las carreras técnicas-) y, de cara al curso que viene, que se supriman los criterios académicos en su totalidad”, sostiene Carolina García, presidenta de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (Creup). “Entendemos que la nota media se puede ver afectada, que haya gente que no pueda aprobar por motivos diversos: haber contraído la enfermedad, estar cuidando a un familiar o estar trabajando…”.

El aprobado general no genera el mismo consenso: “El Sindicato de Estudiantes reivindicó la postura del apto general y todos los consejos estudiantiles nos mostramos en contra, tanto a nivel individual como en asociaciones como Creup”, prosigue la presidenta de este colectivo estudiantil. “Creemos que va en perjuicio de todos los alumnos, que es una solución a muy corto plazo que realmente va a perjudicar. Supondría no tener una formación mínima.”

Paula Vidal, estudiante de Filosofía en la Complutense de Madrid, defiende la posición contraria desde un nuevo colectivo, Apto no computable, que surgió en su facultad y cuyo ideario se ha extendido. Ella es partidaria de que sigan las clases y que todos los estudiantes terminen el curso con una calificación de apto que no debería condicionar el expediente (no computaría en la media). Cree su colectivo que es la única medida no excluyente porque hay estudiantes sin medios técnicos (alrededor del 3%, según los cálculos de los rectores), enfermos, con problemas de ansiedad o al cuidado de familiares.

Las universidades están permitiendo la desmatriculación de quienes justifican fuerza mayor para no seguir las clases, de forma que no les penaliza ni académica ni económicamente de forma directa, aunque sí indirectamente, pues puede comportar que se alargue el tiempo de duración de sus estudios.

El foco más intenso se da en Galicia, donde al descontento general se suman los problemas de conexión. El sindicato estudiantil Anega, que también aboga por el apto general, convocó una huelga el 19 de abril y la bronca ha ido en aumento. En la Universidad de Santiago y en la de A Coruña los estudiantes se han organizado para conectarse a la vez y demostrar que el campus virtual no puede soportar exámenes de varias facultades a la misma hora.

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