La Associació Catalana d’Universitats Públiques ha estimado pérdidas de unos 75 millones de euros por la pandemia actual. Las causas principales serían la disminución de estudiantes, la reducción de transferencia de conocimientos al tejido económico, la reducción de alquileres de espacios, y la contratación de los servicios para adecuar las universidades a las exigencias sanitarias: más servidores, más material informático, desinfección y adaptación de los espacios.

Entre 2009 y 2015, la financiación pública de las universidades catalanas pasó de representar el 73% total de los ingresos al 60%. Además, Catalunya tiene los precios más caros en primeras matrículas de grado y máster de todo el Estado.

En este contexto, 82 de cada 100 jóvenes con padres con estudios universitarios entran en la universidad frente a solo 28 de cada 100 con progenitores sin más estudios que los obligatorios.

La portavoz del Sindicat d’Estudiants del Països Catalans (SEPC), uno de los problemas que más han afectado a los estudiantes es la brecha digital, ya que los que no tienen recursos económicos o viven en zonas donde no hay fibra óptica no tienen el acceso a internet que les permita seguir las clases a distancia. Clua Se pregunta, además, cómo se van a pagar los sobrecostes –piso de estudiantes, transporte– los estudiantes que no viven en las ciudades donde se encuentran los centros educativos. “¿Y qué ocurrirá con aquellos que han sufrido un ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) o un despido?”, añade.

Otra de las preocupaciones se refiere al profesorado asociado. Los profesores que hayan perdido el trabajo externo –requisito para poder ejercer en una universidad– temen que se les retire el contrato. La UAB informa de negociaciones en curso para que esto no ocurra.

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