Las representaciones estudiantiles están satisfechas con las nuevas medidas, pero echan en falta algunas mejoras que vienen reclamando desde hace años, ya que el borrador no tiene en cuenta a los alumnos cuyas familias hayan podido perder sus trabajos o sufrir un ERTE por culpa del coronavirus. «Era una de las cosas más necesarias y no se ha incluido», lamenta Andrea G. Henry, presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae).

El Ministerio de Universidades sostiene que no se puede atender a las rentas del año en curso y, a cambio, ha conseguido una compensación parcial: los beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital que sean estudiantes estarán exentos de pagar la matrícula si ven que se les deniega la beca. Esta medida es «insuficiente», según Canae, porque sólo contempla la matrícula gratuita, pero no la ayuda monetaria. Además, consideran que, si el Ingreso Mínimo Vital ha ideado una fórmula para acreditar situaciones económicas sobrevenidas por el coronavirus con datos de los últimos dos meses, se podría utilizar esta misma fórmula para que en el sistema de becas se contemplaran también las necesidades de 2020.

Canae también denuncia que «no se contempla ningún mecanismo para hacer más ágil y eficaz la tramitación de los pagos». Las becas tienen una cuantía fija que actualmente se paga entre diciembre y enero y una cuantía variable que no llega a las familias hasta marzo o abril. Lo demandado es que el estudiante sepa, antes del inicio de curso, con cuánta beca va a poder contar. «No ayuda mucho tener el dinero tan tarde», señala Andrea G. Henry.

La división de la beca en cuantía fija y cuantía variable la introdujo el Gobierno del PP, con José Ignacio Wert al frente de Educación, con la idea de dar más dinero a los alumnos con peor renta y mejores resultados académicos. Fue muy criticada por el PSOE y Unidas Podemos, que prometieron eliminarla en cuanto gobernaran. Al final la han dejado como estaba.

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