Según un informe publicado este viernes por el Alto Comisionado para la lucha contra la Pobreza Infantil.

Asimismo, las diferencias socioeconómicas también se reflejan en la tasa de abandono escolar temprano ―jóvenes entre 18 y 24 años que no llegan a obtener el título de la ESO o dejan los estudios una vez alcanzado ese nivel―, donde España presenta los peores resultados de la Unión Europea: un 17,3% frente al 10% de media europea. En 2019, el 29,7% de los jóvenes que abandonaron pertenecían a las familias con menor renta (concretamente, estaban entre el 20% de hogares más pobres), mientras que solo el 4,1% de los que interrumpieron sus estudios eran hijos de las familias con mayor poder adquisitivo. Así, pues, el abandono temprano afecta siete veces más a los hijos de familias con menos recursos. Y es que en las familias de clase alta se vive como una tragedia que el hijo baje en el escalafón social con una profesión de menor nivel y, por ello, se hace un sobresfuerzo si el hijo presenta dificultades educativas.

Noticia en El País

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