España, quinta economía europea, se sitúa en la posición 18 de los 28 estados miembros de la UE (incluyendo al Reino Unido) en el 2019 en inversión en I+D respecto al PIB, último dato conocido. Y de las últimas en la eurozona. Destinó el 1,25% según el INE. El 1,14% según la estimación de Eurostat. En uno u otro caso por debajo de los niveles medios europeos, que se sitúan en el 2,13%. España desciende y desciende en la clasificación hasta quedar a la cola del ya de por sí renqueante bloque mediterráneo. A distancia de Rumanía, última de toda la Unión, pero por primera vez superada por Grecia y Polonia. Eslovenia, Estonia, Grecia, Hungría, Polonia, Portugal y la República Checa, a su vez, con menor renta por habitante que España, realizan un mayor esfuerzo inversor en este ámbito que ella.

La posición española, además, podría ser incluso peor en términos de ejecución presupuestaria. Por un lado, en los presupuestos se mezcla todo, el presupuesto financiero (préstamos) con el no financiero (subvenciones). El gasto financiero concentra hoy más presupuesto que nunca, sobre el 60% del total, y su tasa de ejecución en el 2019 fue de sólo el 25,4%. La tasa de ejecución de los capítulos no financieros nunca ha bajado del 85%.

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