El manifiesto denuncia que “diversas instancias públicas y privadas se hacen eco de propuestas, emanadas del Banco Mundial y la OCDE, que pretenden ser progresistas e innovadoras, pero tienen consecuencias negativas para nuestro sistema educativo y el nivel cultural y profesional de nuestra ciudadanía.”
El manifiesto reivindica que “el acceso a la cultura y al conocimiento es básico para la emancipación personal y social, y contribuye así a reducir las desigualdades. Impedir a las nuevas generaciones este acceso los estafa y les niega la oportunidad de disfrutar de una vida plena en los ámbitos personal, social y laboral.”
Finalmente, afirma que “la definición de los objetivos, los contenidos y de las formas de nuestro sistema educativo deben ser el resultado de un proceso participativo”, y denuncia que “para implantar los cambios, se ha reforzado el poder de las direcciones, tanto en cuanto a la definición del proyecto del centro como para seleccionar el profesorado sin criterios objetivos ni transparencia”.
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