La justificación de este cambio estaría en el hecho de que solo el 24,8% del PDI catedrático de universidad son mujeres, mientras que lo son el 41,7% del PDI titular de universidad.

En 2019, la CRUE creó una unidad de políticas de igualdad que preside la rectora de la Universidad Jaume I, Eva Alcon. Esta no comparte la medida socialista: “El catedrático ha pasado dos filtros de evaluación externa, ha dirigido proyectos y grupos y ha sido reconocido por la comunidad universitaria. Yo no cambiaría el sistema. Otra cosa es que haya que solucionar la falta de catedráticas”.

Pilar Aranda, rectora de Granada, tampoco es partidaria de esta medida. “Cada vez somos más. En Granada vamos por un 27% de catedráticas. Lo que hay que hacer es animar a las mujeres a que se presenten a puestos de responsabilidad: a decanas, directoras de departamento. Que su trabajo se visibilice y es cuando darán el paso de presentarse”.

La iniciativa encuentra también voces a favor. Marina Sanz, catedrática de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid, argumenta: “Nunca vamos a elegir a un candidato sin prestigio académico y científico. Es una carrera de fondo y llegar a acreditarte como profesor titular es durísimo. Tan exigente que muchos tienen más trayectoria que los catedráticos. Quizás si es alguien más joven, tenga más fuerzas para afrontar grandes cambios en la Universidad”.

Carmen García, profesora titular de Ciencias de la Educación en la Universidad de Málaga, ahonda en la idea de Sanz: “Si las mujeres somos mayoría en las universidades no puede ser que no lleguemos arriba porque nos penalizan los cuidados o la familia. Un profesor titular está muy preparado y puede tener un perfil joven no tan centrado en la carrera investigadora sino en la transmisión del conocimiento. Alguien más joven puede conectar mejor con la sociedad, tener mayor proyección pública, repensar el papel de la Universidad y hacer de ella un motor de transformación de la sociedad”.

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